Libros bilingües para lectores adultos: reflexión y análisis

El universo de los libros bilingües para lectores adultos es amplio y diverso. Como ven, no abordaré la temática de los libros bilingües para niños y adolescentes pues internet está algo saturado de ello. Los textos bilingües para mayores (de ahora en más, BI) entrañan un desafío diferente al de los infantiles, pues están generalmente dirigidos a personas que desean tener a la vista el texto original en su idioma original a la par de la traducción; o desean cotejar los textos para ampliar el conocimiento de la lengua que desean aprender.  

Los usos que puede dársele a los libros BI son varios: ayuda para perfeccionar el idioma que se está aprendiendo; la utilización de la traducción como referencia y cita para un ensayo o tesis; comprobar el uso de palabras y modismos y de cómo éstos afectan el texto traducido; o puede darse que alguien quiera tenerlos por curiosidad. 

En mi caso particular, tengo algunos textos BI por curiosidad; para comprobar la técnica y desarrollo de la traducción; y para comparar texto en dos idiomas distintos en páginas a la vista. Por ejemplo: hace poco conseguí Versos del Capitán de Pablo Neruda en edición BI, y entonces, mientras iba leyendo el original,  a la par fui chequeando qué decía la traducción. Mi lectura del libro de Neruda no estuvo impulsada por un afán de perfeccionar el inglés; simplemente quise saber cómo el traductor se las ingenió para sortear el inmenso obstáculo que implica traducir poesía. 
Otro caso parecido es el del Martín Fierro de José Hernández en versión ilustrada y BI que adquirí en 2024 en Buenos Aires, con una fantástica traducción al inglés de Walter Owen. Compré este libro para poder disfrutar de la mejor traducción al inglés del poema gauchesco por excelencia, y a la vez, tener una edición de lujo e ilustrada del mismo en mi biblioteca.
 
Como bien ustedes saben, mucha gente comenta que los libros BI son excelentes para aprender idiomas. A mí no me queda claro, y no creo que sea tan así, pues me parece que este tipo de textos ayudan a pulir y a reforzar conocimientos, pero no para aprender nuevas lenguas per sé y como único recurso. 
En lo que a mí respecta, creo que la incorporación de una lengua a nuestro catálogo de habilidades personales requiere la incorporación y puesta en marcha de mecanismos sensoriales y mentales a través de herramientas y dispositivos que nos ayuden a cumplir nuestro cometido, es decir: tomar clases de teoría y lengua; escuchar el idioma original en películas o videos; leer publicaciones de acuerdo al nivel que tenemos; interactuar con hablantes nativos; y usar libros BI.



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