lunes, 20 de enero de 2025

Rubáiyat de Omar Khayyám, edición de 1947 con introducción de Louis Untermeyer y dibujos de Mahmoud Sayah, Random House, New York

La historia de este libro es muy curiosa y llena de polémicas. Pero empiezo por el principio, porque sino no van a entender nada.

En 1859 el escritor británico Edward Fitzgerald publicó la traducción de unos versos del matemático persa Omar Khayyám y les dio forma de poemas cuarteto, es decir poemas de cuatro versos. Hasta ese momento no se tenía certeza que Khayyám había incursionado activamente en la poesía; lo que sí se sabía es que había dejado numerosos manuscritos con su obra matemática, científica y sus estudios sobre astronomía más algunas anotaciones en forma de máximas o comentarios secundarios en sus textos y anexos. 

Según cuenta la historia, Fitzgerald encontró estos versos en varios manuscritos persas que hoy se conocen como Bodleian y Calcuta. Agrupó y tradujo esos textos, armó varias oraciones en cuartetos (un total de 75), y las publicó bajo el título de Rubáiyat de Omar Khayyám. 

Al principio el libro fue un fracaso absoluto. Pero a finales del siglo XIX y con la reimpresión de la traducción (ampliada a 101 poemas) el mundo académico y bibliófilo inglés transformaron a este libro en un best seller. 

Lamentablemente no tengo conocimientos profundos ni soy una experta en este tipo de libros con fuerte carga subjetiva, traducciones persas realizadas con seriedad o polémicas entre eruditos. Demás está decir que el Rubáiyat sigue generando admiración y polémica allí donde va, y en el siglo XXI sigue produciendo el mismo entusiasmo, estudio y fanatismo que hace 125 años atrás. Muchos se preguntan cuánto hay en el Rubáiyat del mismo Fitzgerald; o cuando influyó su admiración por Khayyám en la traducción. Como casi siempre pasa, muchos desconfían de los traductores y sus ganas de protagonismo engalanando o adornando lo que consideran una traducción fiel al original pero con mucha de su impronta subjetiva. 

Por increíble que parezca, encontré este libro en el sector gratuito de una librería cercana a mi casa. Creo haber explicado alguna vez que las librerías en Santa Fe, NM, suelen tener secciones de libros gratuitos o a muy bajo precio (un dólar, por ejemplo). Pues este libro de 1947, bellamente ilustrado y con una edición maravillosa, estaba gratis en el anaquel, esperándome. 

Para terminar: este libro es muy interesante por cuatro cuestiones. La primera, porque viene con una excelente introducción del famoso crítico, poeta y editor Louis Untermeyer. La segunda, porque en un solo libro tienen la primera edición con 75 poemas; y la tercera, cuarta y quinta, con 101. La tercera, porque las ilustraciones son del fantástico y casi desconocido dibujante iraní Mahmoud Sayah. Y la cuarta, porque el libro fue dedicado por un erudito persa, y en persa, a un matrimonio amigo en 1957. 

Desconozco si este libro tiene traducción al español.









Egyptology, Search for the Tomb of Osiris, Dugald A. Steer, Primera Edición para Estados Unidos de Candlewick Press (2004)

La compañía de publicaciones Walker Books de Inglaterra es muy reconocida por la edición de libros infantiles. Entre las múltiples empresas que administra, tenemos a Candlewick Press de Estados Unidos, que hacia principios del siglo XX solía colaborar con una editora de libros infantiles inglesa llamada Templar Company. Hoy día, sin embargo, no tengo idea de qué pasa con esa alianza, ya que en 2020 Walker Books se vendió a la compañía neoyorkina Trustbridge Global Media, también enfocada en el rubro de libros infantiles.

Ya sé que los que le acabo de contar es medio confuso, pero nos sirve para ponernos en contexto. Hoy día muchas editoriales son un enjambre de alianzas, fusiones y mezcolanzas, y este libro no es la excepción.

Egyptology, Search for the Tomb of Osiris, así se llama el protagonista de esta reseña, es un libro para niños de todas las edades maravillosamente recreado, impreso, maquetado, dibujado y escrito. Este libro, escrito por Dugald A. Steer, es una auténtica belleza, y en parte se lo debemos a los tres ilustradores británicos involucrados: Ian Andrew, Nick Harris y Helen Ward. También el texto de ficción y los datos históricos están muy bien concatenados. Tengan en cuenta que este libro es en parte didáctico y lúdico, y entonces el enfoque de aprender historia de Egipto a través de un libro ilustrado y con una ficción muy entretenida en el medio es muy relevante. 

Básicamente, la trama del libro es la siguiente: en 2004 una tal Joanna Sands de Sutherland decide mandar una carta a Candlewick Press de Estados Unidos afirmando que es la bis bis sobrina de la famosa egiptóloga inglesa Emily Sands, quién desapareció junto a su equipo de investigación en el desierto de Egipto hacia principios de 1927. Emily Sands estaba convencida que podía encontrar la tumba de Osiris mediante el uso de un mapa milenario aportado por su amiga Lady Farncombe, que había pagado todos los costos de la expedición a cambio que Emily Sands aceptara que artistas viajasen con ella y dibujasen toda la travesía. 
Esta tal Joanna Sutherland les comenta a los de la editorial que en 1994 ella recibió una caja desde el Cairo con todo el material recopilado por la expedición perdida, incluidos los diarios íntimos de su bis bis tía, los croquis, dibujos y los mapas de viaje. Pero que por una extraña razón, el paquete había tardado 78 años en llegar a manos de los descendientes de Sands. Y concluye que la razón por la que decide dar a conocer todo ese material en 2004 es porque se mudó a Estados Unidos, y a que está muy mayor.

Como ven, el eje situacional es algo rebuscado. ¡Pero no importa! Porque el libro es fascinante, y ya me lo leí 20 veces; y no me cansa. Sus ilustraciones y el texto histórico es maravilloso, y el arte de papel con sus emergentes es genial. 
Desconozco si el libro tiene edición en español, ¡ojalá que sí!













jueves, 2 de enero de 2025

El Eternauta, Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, Editorial Planeta, tercera impresión en 2024 de la edición definitiva de 2022

Trataré de no ser redundante con respecto a una reseña de El Eternauta ya que se ha escrito a montones, se ha investigado y polemizado mucho sobre ella, y no es mi intención hace un resumen o análisis literario o artístico de la misma sin caer en lugares comunes ni en redundancias repetidas hasta el hartazgo. Su importancia histórica, sin embargo, es mayúscula, pues fue la primer novela gráfica en idioma español, y la temática y contexto del surgimiento de la misma anticiparía por algunos años los horrores tácitos y maquiavélicos que Argentina y los argentinos deberían atravesar.

En sus orígenes, El Eternauta se publicó en la revista Hora Cero Semanal desde 1957 a 1959. Luego Oesterheld y Solano López emprenderían distintos caminos artísticos y culturales, y ambos deberán enfrentar todo tipo de contratiempos judiciales derivados de malas decisiones en las ventas de derechos y estafas encubiertas. A todo ello se sumaría la desaparición forzada de Oesterheld, la venta fraudulenta de licencias y juicios cruzados, que aplazarían una y otra vez una edición definitiva, mejorada y fiel a ese primer Eternauta. 

Hago incapie sobre el primer Eternauta (que es el que aparece en este libro, con aquellos 106 capítulos de la revista Hora Cero Semanal) porque en realidad hay otras versiones editadas en otras empresas, algunas de ellas guionadas por el mismo Oesterheld, Alberto Ongaro, Pablo Maiztegui, Pablo Muñoz, Juan Sasturain y Ricardo Barreiro; y con distintos dibujantes como Alberto Breccia, Walter Taborda, Gabriela Rearte y Mario Morhain.  

La edición que les presento aquí fue editada por Editorial Planeta en 2022, aunque mi libro es la tercer reedición de 2024. En este volumen vienen las 106 entregas originales que aparecieron en la revista Hora Cero Semanal, y se leen dos prólogos: uno de Juan Sasturain y el otro de Guillermo Saccomanno. En la parte final del libro están las biografías de Oesterheld y Solano López.

La presentación del libro es soberbia: papel de primera calidad, interiores en blanco y negro con efectos en tinta azul, la tapa es maravillosa, y la encuadernación en tapa dura es preciosa. Al ser un libro de grandes dimensiones ( 30 x 21 x 5 cm aprox.) y de peso considerable, en bibliotecas pequeñas habrá que fabricarle un lugar. 

En mi caso particular, este es mi primer acercamiento a la novela gráfica argentina. Mi única experiencia con las historietas argentinas proviene de las revistas de Editorial Columba (El Tony, Dartagnan, Intervalo, etc), de las Aventuras de Patoruzú, y de lo leído en la Anteojito (que era mi revista de cabecera). El acercamiento es cauto y sigiloso, voy leyendo la historieta de a ratos y sin ningún deseo de meterme de lleno en el argumento. 

Sé que llego a El Eternauta a destiempo, pero mejor tarde que nunca.