Les quiero contar cómo conocí a Federico Kirbus y a el libro que es el protagonista de esta reseña, el excelente texto de no ficción La Primera de las Tres Buenos Aires. Corrían los primeros años de la década de 1990. Se acercaba el nuevo milenio, soplaban vientos de postmodernidad, y yo estaba convencida que quería ser agente de viajes. Sí, aunque no lo crean, alguna vez pensé en ser agente de viajes, y por ello había ingresado a estudiar en una escuela de turismo.
Fue durante una clase de la escuela que cuando un profesor (no recuerdo su nombre) nos muestra un libro y nos cuenta la historia de la investigación que se detalla en el mismo, como así también, nos pone en conocimiento de la vida aventurera y visionaria de su autor, Federico Kirbus. Y así, don Federico y sus aventuras e investigaciones entraron a mi vida, y siguen en mi acervo cultural, treinta años después.
Kirbus fue un rara avis en Argentina. Un autodidacta fiel, se animó a escribir seriamente y con gran pericia sobre ciencia, técnica, mecánica, turismo, arquitectura y urbanismo, arqueología, geografía, e historia. Como si todo eso fuese poco, fue piloto de pruebas y probador de autos, investigador, periodista y viajero incansable junto a su compañera Marlú. La Argentina turística del siglo XXI le debe muchísimo al binomio Federico y Marlú Kirbus, y creo que un reconocimiento oficial por parte del país sería el broche de oro a este inmenso argentino que amó su país como pocos.
Pero vayamos al libro. La Primera de las Tres Buenos Aires plantea una hipótesis, y es la siguiente: ¿y si la Buenos Aires de Pedro de Mendoza se fundó en otro lugar que no es Parque Lezama? ¿ Podría ser que el real emplazamiento de aquel asentamiento de Mendoza estuviese localizado en lo que hoy es El Cazador, en Escobar? Según Kirbus, su hipótesis es válida, y para probarla se muñó de gran cantidad de documentación, una nueva traducción del texto de Ulrico Schmidl, más un detallado análisis geográfico, hídrico e histórico correspondiente al avance del delta del río Paraná a través del tiempo. Kirbus ha sido, sin lugar a dudas, un erudito en cuanto al estudio de las aventuras de Pedro de Mendoza, y lo que él plantea tiene mucho sentido, tiene apoyo histórico y datos corroborados por expertos en cartografía e hidrografía.
Claro es que este no es un libro para cualquier persona. Si a ustedes no les interesa el tema de la fundación de Buenos Aires el libro los aburrirá. Porque si bien el texto está muy bien escrito y es muy ameno, su gran cantidad de datos, aportes técnicos y análisis de la traducción de Schmidl puede llegar a resultar pesado para quién no está acostumbrado a leer libros sobre historia en el que el análisis científico es primordial.
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